Flores en la tumba de Gregory Corso
Fuimos a Roma porque significa amor.
Atravesamos un puente y un río,
acariciamos el mismo gato en cada gato y
arrancamos la cola de todas las lagartijas.
Todos los caminos nos llevaban
a un sitio distinto en el que no queríamos estar.
Subimos a lo alto de siete colinas para
intentar encontrar nuestro amor. Vimos una pirámide.
No había fuentes en Roma y tuvimos que beber
nuestra propia orina. No existía el Panteón ni el Coliseo,
todo era una invención de las agencias de viajes.
No existía Roma ni existían las ruinas de nuestro amor.
Tampoco dejamos flores en la tumba de Gregory Corso.